Por: praetoriani
“…….en silencio ha tenido que ser, porque hay cosas que para lograrlas, han de andar ocultas”. Bellísimo fragmento de la última carta escrita por Martí en vida y que sirvió de titulo a una famosísima serie de televisión Cubana. Pero no es de Cuba ni de Martí que vengo a hablarles, sino de la manera silenciosa con que el flagelo de la cocaína va contaminando los cimientos de nuestras sociedades, de la manera silenciosa y misteriosa en que es apoyado por fuerzas omnipresentes y todopoderosas y también, ¿por qué no?, de la manera silente en que observamos este fenómeno surgir sin emitir criterio alguno.
Alijo de cocaína |
Remontémonos como siempre a una breve reseña sobre el meollo de la cuestión. Recién veía en uno de los canales didácticos de la televisión por cable, un par de documentales tocando el tema del boom experimentado por el expendio y consumo de la cocaína en el Miami de los 80’s, nada que no nos dejaran ver ya con anticipación Brian De Palma y Oliver Stone en el recordado y no menos visto film de 1983 “Scarface”. Cuentan los cronistas, escritores, periodistas y todo aquel que ha tocado el tema, que al caminar por Miami, era evidente la opulencia, los rascacielos, los autos de lujo, los personajes famosos, las discotecas, bares y restaurantes de moda, del repunte encumbrador de nefastos personajes como la Colombiana Griselda Blanco, apodada “la madrina”, cuentan también de la inaudita violencia desatada por el reparto de territorios, de los tiroteos a plena luz del día, de los asesinatos a veces hasta de familias enteras, cuentan también del declive de la ciudad ante esta situación, del miedo, la incertidumbre, de la impotencia de las fuerzas del orden, superadas en número y logísticamente por el poder desorbitante del narcotráfico.