17 de noviembre de 2011

“El Espacio Vital”

 Por:  praetoriani                                                                                                                
El espacio vital (lebensraum) en alemán, es una construcción teórico política, una derivación hitleriana y una estrategia imperialista, el creador de la teoría de lebensraum fue el gran geógrafo alemán Friedrich Ratzel, quien pretendió trasladar a la historia universal las leyes de la zoología y de la botánica, lo que le condujo a sobrevalorar en aquella el papel de los factores naturales, en detrimento de los económicos, sociales y culturales.

Dejaremos por una vez detrás, la cuestión que generalmente se trae a colación cuando se toca este tema, y es la degeneración que de estas teorías, tomó forma en la Alemania post 1era Guerra Mundial, tema nunca gastado, pero a veces redundante, volvamos al meollo de la cuestión… Las ideas de Ratzel, eran bastante generales, pero empezaron a adquirir coloración política concreta, gracias a los trabajos del politólogo sueco Rudolf Kjellen, quien acuño el termino de geopolítica para caracterizar el análisis de la influencia de los factores geográficos sobre  las relaciones de poder en la política internacional, y a su vez defendió una visión organicista del estado.


Hasta ahí, algunos datos que les puedo aportar sobre este tema tan interesante, trasladémonos ahora como siempre, al escenario nacional, cualquiera pensaría, al leer el encabezamiento, que trataremos nueva vez el gastado e hipócrita tema de la “invasión” Haitiana, ( no porque deje de ser cierto no) pero la xenofobia será harina para otro tema.

El  núcleo de hoy nos traslada bien cerquita, a cuestiones que nos afectan diariamente a todos los que habitamos este terruño, en mi modesta opinión, el tema de los espacios públicos. Bien podríamos decir, que se pueden contar con los dedos de una mano, las arterias de esta ciudad por donde un ciudadano común pueda transitar sus aceras (que son, por cierto para el desplazamiento peatonal), sin que tropiece a cada minuto con un obstáculo en su camino (entiéndase automóvil) ocupando por encima de toda lógica y contra lo estipulado por las “leyes”, ya se ha vuelto práctica común, amparado por un poder oculto, que el vil dinero le confiere a cualquier troglodita con moneda en el bolsillo.

Recién cenaba con mi familia en una pizzería de la populosa y céntrica avenida Winston Churchill, y atónito me quede al observar con mis propios ojos un “conductor”, que en el colmo de la desfachatez y la inconsciencia, parqueo su yipeta en el medio del separador central que divide la arteria al no encontrar parqueo, ojo señores… En el transcurso del tiempo dedicado a la cena, 5 automóviles de la policía pasaron por el lado de aquel OVNI, sin siquiera tomarse el trabajo de detenerse a averiguar, luego nos tropezamos el fenómeno de los parqueadores  o “buscones”, en cuanto sitio público de la ciudad que visitemos, individuos con patente de corsos, emitidas por nadie, y que se toman el derecho de vapulear a su antojo a quien les proteste algo, ojo de nuevo… También bajo la mirada desaprensiva de las autoridades, les habla la voz de la experiencia propia, a este humilde servidor uno de estos Henry Morgan moderno, le espeto en la cara, la condición de extranjero, al quedar falto de argumentos ante el lógico reclamo por el espacio “público” que supuestamente es de todos.

No nos extendamos mas, es importante recalcar la tónica que el bueno de Rudolf Kjellen le dio a las teorías del espacio vital ”La visión organicista del Estado“, esta vez no emitiré criterio alguno, saque usted sus propias conclusiones. A modo de réquiem, dejo una estrofita de ese inmortal antiimperialista de las letras latinoamericanas, Rubén Martínez Villena…

”Hace falta una carga para matar bribones, para acabar la obra de las Revoluciones”

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